Desde esa altura podía ver la vida con perspectiva. También reflexionar sobre el vacío, la soledad y las decisiones sin vuelta atrás. Pensó durante unos minutos en la brevedad del tiempo pero cuando recordó los consejos de sus mayores, las advertencias de sus colegas de trabajo y las recomendaciones de su novio decidió saltar al vacío. Allí abajo encontró un suelo mullido, una chaise longue confortable y su cóctel favorito, mientras sonaba una música suave. Comenzaba un nuevo tiempo. Era libre.